La Purísima es una iglesia conventual patrocinada por el conde de Monterrey, quien encargó la construcción a los artistas italianos Bartolomeo Picchiatti (arquitectura) y Cosimo Fangazo (tallado de mármol). Las obras duran de 1635 a 1685.
En el exterior destacan la cúpula y la fachada.
En el interior del templo destaca una espectacular colección de pintura barroca cuya obra más significativa es la Inmaculada de Ribera.